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"Nuevos regadíos, esperanza para el territorio" (Artículo Heraldo de Alejandro Acero y Javier Lorén)

Fuente: Heraldo de Aragón (3 de enero de 2017, pág. 20)

El regadío es imprescindible para la producción agrícola de los países mediterráneos. A pesar de las reticencias de la Unión Europea, Aragón puede y debe invertir en la creación de nuevas zonas regables, lo que requiere una planificación adecuada.

La visión que en la Unión Europea tienen de los regadíos no es favorable para los países mediterráneos. La razón es obvia: en la Europa no mediterránea llueve mucho más y consiguen buenas cosechas en la mayoría de los secanos; o necesitan riegos de apoyo con consumos de agua reducidos: 1.500-2.000 m3/ha. Sin embargo, nuestros secanos reciben cantidades pequeñas de lluvia y además distribuida irregularmente, con lo que para obtener buenas producciones es imprescindible el regadío.

Textpo resaltadoEn España, las políticas de creación de nuevos regadíos y de modernización nos han llevado a tener más de 3,5 millones de hectáreas regables. De ellas, 1,8 millones son de riego localizado, con tecnologías de última generación y de gran eficiencia, lo que hace que la productividad por metro cúbico de agua consumido sea más elevada que con otros sistemas y mucho más que con el agua de lluvia de los secanos. España es uno de los países con mayor superficie de regadío localizado.

Por otra parte, en España el regadío es el 17% del total de superficie agrícola útil y genera más del 60% de la producción vegetal, con casi un 50% de la renta agraria. Países como Turquía, que aspira a exportar producciones a Europa que competirán con las nuestras, han hecho una apuesta decidida por crear nuevos regadíos, alcanzando 4,5 millones de hectáreas y aspirando a llegar a 10 millones.

Los países mediterráneos de la UE tenemos que defender la necesidad de los regadíos, porque nos jugamos mucho en ello. Y la unión hace la fuerza.

Afortunadamente, pese a la oposición de algunos, la UE ha autorizado inversiones en nuevos regadíos en Aragón por un montante de 80 millones de euros, ampliables a 100. Esto es una buena noticia, pero conviene que tengamos en cuenta una cuestión muy importante a la hora de determinar dónde se hacen. Según las previsiones sobre el cambio climático, se cree que en España lloverá menos en el futuro, entre un 10-20%; por lo tanto, tenemos que ser capaces de almacenar agua, pero sobre todo de gestionarla bien. Las comunidades de regantes vienen haciendo ímprobos esfuerzos para mejorar la gestión y están consiguiendo resultados muy interesantes, aunque aún queda camino por recorrer. En cualquier caso, hay que hacer un estudio en profundidad de las disponibilidades presentes y futuras, para así determinar dónde deben hacerse los nuevos regadíos de manera que no falte el agua en el futuro.

Por otra parte, para los nuevos regadíos habría que primar que se planificasen cultivos con mayor rentabilidad que los cereales de invierno o de primavera. Es decir, deberían preverse estrategias tendentes a cultivar productos que aseguren una mayor rentabilidad a los agricultores o, dicho de otra manera, primar de forma decidida aquellos proyectos que, con un buen análisis previo, pretendan implantar cultivos de mayor valor añadido.

Por último, queremos recalcar la importancia social de la creación de regadíos. En las zonas regables, se fija población, se dota de servicios a los municipios e incluso se pueden instalar industrias agroalimentarias vinculadas a las producciones, de manera que se obtenga mayor valor añadido en nuestra región. No debemos olvidar que la industria agroalimentaria es uno de los objetivos estratégicos del Gobierno de Aragón.

Alejandro Acero Oliete es
profesor de la Eupla; Javier Lorén
Zaragozano es profesor de la Eupla
y presidente del Consejo de Ingenieros
Técnicos Agrícolas de España