La PAC y la despoblación (Artículo Heraldo de Javier Lorén y Alejandro Acero)
(Publicado en el periódico Heraldo de Aragón, 28 de mayo de 2018)
Las ayudas de la política agraria común europea (PAC) requieren una profunda reforma para que puedan tener una mayor inicidencia en el mantenimiento de la población rural. La lucha contra la despoblación pasa por actividades que sean rentables.
Uno de los grandes retos del mundo rural es la rentabilidad de las producciones agrarias. O de todas aquellas actividades que, siendo diverss y preferiblemente de carácter endógeno y nacidas desde los ciudadanos, creen un tejido empresarial sólido que asegure los servicios mínimos.
El Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente está planeando un plan plurianual para la digitalización del medio rural, como una medida más para evitar el avance de la despoblación, estableciendo una serie de criterios para acometer el proyecto.
Creemos que estas políticas estatales tienen que ir de la mano y en la misma dirección que las políticas autonómicas, para no redoblar esfuerzos, y, sobre todo, no realizarlos en lugares donde carezcan de sentido. El Gobierno de Aragón, presentó un ambicioso plan de digitalizción que puede ayudar al sostenimiento del medio rural, junto con otras políticas que se están implementando. Además, recientemente ha sido nombrado D. Javier Allué como comisionado para la lucha contra la despoblación. Es decir, es un asunto muy importante para nuestra región, que posee un vasto territorio rural y una cada vez más exigua población.
Estamos convencidos de que el trabajo conjunto de todos acabará dando sus frutos. Los resultados serán a medio y largo plazo, por eso les pedimos que tengan un horizonte de miras más allá del cortoplacismo, olvidando los réditos electorales.
Dentro de las 380 medidas del Gobierno de Aragón, en sus 15 ejes, se observa una prioridad en las primeras fases: primar a las comarcas más reprimidas.
Estamos muy de acuerdo en comenzar con ellas, sin olvidar a las demás, y también pensamos que se deben aplicar criterios muy estrictos a la hora de establecer programas y ayudas. Es decir, las ayudas tienen que ir encaminadas a asegurar la presencia de los ciudadanos en los pueblos. Actualmente, ni siquiera la agricultura en algunos casos tiene ese papel.
Si queremos que nuestros pueblos tengan vida, hemos de dotarlos de infraestructuras viarias, de acceso eficaz a internet, de colegios y servicios sanitarios. De poco servirá nada de esto, sin la presencia de la mujer en el medio rural.
Sabemos que es duro dejar desvanecerse la estela de vida de un pueblo, por todo lo que significa; pero también pensamos que, sin no somos capaces de centrar los esfuerzos económicos, financieros, ambientales y sociales en pueblos con recursos endógenos y emprendedores dispuestos a obtener rendimiento económico de su actividad empresarial, poco conseguiremos. Hay que analizar, planificar y elegir, alejándose del café para todos, porque ni hay café para todos ni nos podemos permitir el lujo de parte del café se pierda sin haber sido útil a la sociedad.
Una de las claves del éxito será la existencia de una agricultura rentable y de otras actividades que sumen. La agricultura más rentable económica y socialmente es la de regadío, puesto que es la que permite asentar más población. Además, la ganadería también contribuye a ello, con el sector porcino a la cabeza, de un gran dinamismo en los útlimos años.
Por otra perte, las ayudas de la política agraria común europea (PAC) son una herramienta útil, a través de los planes de desarrollo rural, muy vivos en esta legislatura, y de las ayudas directas. Sin embargo, creemos que la PAC requiere una profunda reforma, y a nuestro entender, los planteamientos del consejero Olona son más acordes con los tiempos que vienen que el mantenimiento de unas políticas que poco contribuyen al sostenimiento de rentas de la agricultura familiar, verdadera creadora de tejido social y de iniciativas para el desarrollo de sus pueblos. Iniciativas multifuncionales y respetuosas con el medio ambiente.
Javier Lorén Zaragozano y Alejandro
Acero son profesores de la
Escuela Universitaria Politécnica de
La Almunia (EUPLA)