"Apostar por el sectro agrario" (Artículo Heraldo de Alejandro Acero y Javier Lorén)
Fuente: Heraldo de Aragón (3 de abril de 2017, pág. 20)
La agricultura, la ganadería y la industria agroalimentaria componen un sector decisivo en la economía española y en la aragonesa. Hay que reforzarlo apostando por el tamaño empresarial, la juventud, la calidad, la innovación y el desarrollo rural
La política agrícola de la Unión Europea es una herramienta imprescindible para mantener una agricultura que produzca alimentos que nos permitan ser autosuficientes. Para el desarrollo de un país como España, es vital. Desde que se inició la crisis, uno de los sectores más dinámicos, con crecimiento continuo de las exportaciones, ha sido el agroalimentario. Además, tenemos que ser capaces de continuar produciendo más y mejor, porque la población mundial seguirá creciendo. Creemos que la agricultura española precisa fundamentalmente de lo siguiente:
Una mayor dimensión empresarial de las explotaciones e industrias agroalimentarias. No es una tarea fácil, pero es ineludible si queremos que nuestra agricultura e industria agroalimentaria sobrevivan a la volatilidad de los mercados. Ha habido muchos intentos de unión del sector productor y pocos han fructificado. Sin duda, debe haber un claro componente de generosidad. En Aragón hay ejemplos de estructuras productivas y comerciales que están funcionando, porque son conscientes de la importancia de la unión, de la investigación y de la innovación para llegar a mercados cada vez más cambiantes. Oviaragón es un ejemplo de ello, pero no el único. También Arento, en un sector más diversificado, ha ampliado sus estructuras de comercialización y servicios. Además, tienen que surgir alianzas entre la distribución y el sector productivo, para mejorar eficiencias y, al mismo tiempo que le damos al consumidor lo que desea a un precio competitivo, asegurar la rentabilidad del sector productor y de la distribución. Todos los esfuerzos en este sentido serán pocos.
Otra cuestión crucial es el rejuvenecimiento del sector. Las innovaciones tecnológicas son cada día más importantes y es necesario que los jóvenes, que se adaptan mejor a ellas, se incorporen al sector productivo. Sin jóvenes la agricultura no tendrá futuro. En este caso, las ayudas, siempre escasas a pesar de los esfuerzos presupuestarios, deben fomentar la incorporación de los jóvenes en aquellos sectores con mayor capacidad de asentar población en el medio rural y que tengan mayores expectativas de generar empleo, tanto en el propio sector como en los servicios que puedan derivar de la actividad agraria. Al mismo tiempo, hay que seleccionar aquellas incorporaciones de jóvenes a sectores más innovadores, generadores de mayor valor añadido y capaces de llegar a mercados exteriores que demanden nuestros productos. Solo siendo selectivos, y con un apoyo continuo en los inicios, nos aseguraremos su continuidad a largo plazo.
Aunque ha estado metida en un cajón, salvo honrosas excepciones, la colaboración entre la universidad, los centros de investigación y las empresas es una necesidad imperiosa. Hay que investigar e innovar para mejorar la competitividad. En Aragón tenemos excelentes científicos. Se han empezado a dar los primeros pasos, pero se tiene que ir más allá en la conexión empresa-universidadcentros tecnológicos, en las respuestas que los investigadores han de dar a las empresas y, por supuesto, en la apuesta de las empresas por la investigación.
Las ayudas han de contribuir al mantenimiento de un medio rural vivo. La preocupación por el abandono progresivo del campo es enorme. Tenemos que hacer ingentes esfuerzos por crear un nuevo marco que asiente población en los pueblos. Crear ciudades enormes no es muy sano medioambientalmente (contaminación, ruido, lejanía con la naturaleza) ni genera calidad de vida (masificación, dedicación de mucho tiempo a desplazamientos, mayor estrés, etc.). El objetivo debería encaminarse hacia el policentrismo. Y algo tendremos que hacer entre todos si no queremos tener auténticos desiertos demográficos en Aragón y otras regiones de España. Las tecnologías nos están dotando de herramientas para ello y tendremos que saber aprovecharlas. Evidentemente, en el desarrollo policéntrico habrá que dotar de servicios y de buenas infraestructuras a aquellos núcleos que deban ser los ejes de dicho modelo de desarrollo.
Alejandro Acero Oliete es
profesor de la Eupla; Javier Lorén
Zaragozano es profesor de la Eupla
y presidente del Consejo de Ingenieros
Técnicos Agrícolas de España